miércoles, 14 de marzo de 2012

Sed

Todo un barrio se mira en el reflejo de unos ojos de color azul, azul como el cielo y como el mar, como un atardecer, como el manto de la dueña de esos ojos. 

Miércoles Santo, día señalaito en el que Cristo crucificado cruza Sevilla diciendo que tiene Sed, quinta palabra suya que resonara en aquel monte de la Calavera momentos antes de que una esponja empapada en vinagre se restregara por su boca llenándola de sabor amargo;como amargos son los sinsabores que nos regala la vida, las derrotas, las injusticias que se cometen minuto a minuto en este mundo, como los besos que se dan sin darse.


Tras su Hijo sediento camina María, y con ellos todo el barrio: familias enteras que de padres a hijos fueron transmitiendo vivencias y momentos de los que nunca se olvidan para fomentar este sentimiento, el de acompañar a su cofradía cruzando Puerta Carmona, atravesando el Muro de los Navarros, paseando por la calle Santiago, haciendo vibrar a todo el que presencia su paso por la Alfalfa momentos antes de adentrarse de nuevo en sus propias entrañas, Nervión, el barrio que a mediodía salió a acompañar su hermandad, a su Virgen y su Cristo, ese que sacia su Sed viendo como un año más su gente ha seguido sus pasos durante todo el día para terminar la jornada mirándose en el reflejo de unos ojos de color azul, los ojos de nuestra Madre de Consolación.

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